Durante toda mi adolescencia tuve ciclos menstruales irregulares y por varios meses no menstruaba (amenorrea). Recuerdo que me sentía aliviada cuando no me llegaba la menstruación porque honestamente ésta era una situación muy incómoda para mí. No tenía presente la importancia de tener un ciclo menstrual saludable, conocer todas sus fases y honrarlas.
En el 2007, a los 17 años me diagnosticaron Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), un trastorno endocrino (hormonal) que antes se pensaba que solo estaba relacionado a los ovarios y las hormonas sexuales, ahora se sabe que también puede involucrar alteraciones metabólicas a nivel de glucosa, insulina, colesterol y vitamina D. También se asocia al estrés crónico, la inflamación y alteraciones en la microbiota intestinal (disbiosis). En algunos casos, el SOP coexiste con el hipotiroidismo.
El tratamiento que la mayoría de médicos prescribían eran las pastillas anticonceptivas. A mi nunca me gustó esta idea y por eso nunca las tomé. Mi ginecóloga no me dió otra opción de tratamiento y tampoco me explicó cuál era la causa de este caos hormonal. Siento que también era mi responsabilidad buscar el origen del problema y una alternativa terapéutica que me funcione, pero en ese momento no lo hice y así pasé varios años sin menstruar todos los meses.
Esta situación empezó a preocuparme cuando en el 2017 me mudé a Buenos Aires y durante los dos primeros años viviendo aquí mi menstruación solamente llegó ocho veces. Darme cuenta de esto fue un shock para mí porque obviamente no ovular y no menstruar todos los meses no es saludable, entonces esta vez sí investigué más sobre el tema, aprendí que existen varios factores que contribuyen al SOP, las pastillas anticonceptivas NO SON LA SOLUCIÓN y aunque no existe un tratamiento específico sí se puede manejar a través de hábitos saludables (alimentación, ejercicio, regulación emocional, utilizar productos de aseo y cuidado personal que no tengan disruptores endocrinos), y medicación o suplementos en ciertos casos.
Yo fui donde tres ginecólogas para hacerme controles hormonales y ecografías, seguí con mi práctica diaria de yoga, compré productos de clean beauty y cambié mi alimentación. Empecé a comer más vegetales, carbohidratos complejos, frutas de bajo índice glicémico (frutos rojos especialmente), pescado, aguacate y disminuí significativamente el consumo de lácteos, gluten, azúcares refinados y alcohol. En parte todo esto me ayudó, pero mis ciclos no se regularizaron totalmente, sentía que algo me faltaba hacer y eso era cuidar mi salud mental.
Durante mis primeros años en Buenos Aires tuve mucho estrés crónico e inflamación en mi cuerpo por el cambio de vida, la búsqueda de trabajo, los trámites que tuve que hacer para quedarme en este país, las múltiples mudanzas, abandonar varias amistades, en fin, fueron varias situaciones difíciles, con una carga emocional tremenda que realmente no sabía cómo manejar. Estaba tan enfocada en lo externo, en alcanzar metas académicas y laborales, en no defraudar a los demás, en hacer lo que la sociedad esperaba de mí, pero en realidad mi cuerpo estaba enfermo y me sentía emocionalmente agotada y frustrada. En esos momentos yo pensaba y actuaba guiada por el miedo a no poder controlar todo lo que sucedía y fracasar.
A lo largo de estos años, he hecho mucho trabajo de consciencia para disolver estos patrones, soltar prejuicios, reestructurar creencias, encarnar mis valores y vivir el verdadero significado del amor propio. Los últimos ocho meses han sido muy difíciles de transitar porque han incluido la muerte de mi abuelita, la depresión y ansiedad crónica de otro familiar, el aislamiento físico por covid, la desilusión por los planes que no sucedieron y la preocupación y frustración que acompaña a las situaciones no resueltas como mi SOP. Gracias al yoga me acerqué a la meditación y la escritura hace varios años, pero recién en enero de este año decidí comprometerme con estas prácticas e incorporarlas a mi rutina diaria para poder expresar las emociones que tenía reprimidas.
"Meditar y escribir a diario es un compromiso con mi salud que también beneficia a quienes me rodean". Este es el mantra que me repito cuando pienso que tengo otras cosas más importantes que hacer o cuando me visita la pereza. Este proceso no ha sido lineal, no es un reto de 21 días para generar un hábito saludable y tampoco es una moda. Este es un camino infinito que construyo todos los días de mi vida, donde no compito ni me comparo con nadie más, donde acepto mi realidad, donde me abrazo fuertemente a pesar de mis errores, y donde he encontrado claridad, alivio, reconciliación y amor.
Hice las paces con mi cuerpo, le pedí perdón por descuidarlo e ignorarlo durante todos estos años. Me siento muy contenta y agradecida porque desde febrero mis ciclos menstruales son regulares, mis exámenes hormonales están dentro de los rangos normales y mis ovarios ya no tienen miles de quistes. Mi mente está más tranquila y en orden, a pesar de que a veces se descarrila y crea historias catastróficas que nunca sucederán, pero ahora sabe identificarlas y descartarlas. Para mí todo esto significa progreso y aprendizaje. La vida continúa, y mientras tanto, estoy disfrutando de la certeza que me brinda el momento presente.
Te dejo comparto algunas reflexiones y aprendizajes sobre mi experiencia con mi salud física y mis emociones:
- Mejorar tu salud es un compromiso de todos los días.
- Tu cuerpo es tú hogar, nútrelo a través de la alimentación, el descanso y el movimiento.
- El cuerpo y la mente no son dos entidades separadas, trabajan juntas, se afectan mutuamente y se merecen todo el amor y cuidado que puedas darles.
- Las emociones que tratas de evitar, siempre encuentran una forma de manifestarse, de ser vistas. Cuando las ignoras éstas somatizan, es decir, se revelan como un signo o síntoma (dolor) para llamar tu atención y ser atendidas.
- Tu proceso de sanación es único porque lo que funciona para otra persona puede que no tenga el mismo resultado en ti. Lo importante es buscar/ recibir ayuda y acompañamiento, probar distintas opciones y quedarte con lo que sientas que realmente funciona para ti. Confía en la inteligencia y la sabiduría de tu cuerpo.
Gracias por leer mi historia, no fue fácil escribirla pero lo hice con la intención de honrar el camino recorrido y acompañar a quienes resuenen con estas palabras. Escríbeme si quieres conversar conmigo.
Si estás pasando por un desequilibrio hormonal y quieres herramientas para entender y regular tu ciclo menstrual, te recomiendo la información que comparte mi amiga Euge en sobrehormonas. Espero que te sirva de apoyo.
Ilustración de Merakilabbe
Con cariño,
Priscila
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